Como ya contamos, la iluminación en el cine es uno de los elementos más importantes que podemos encontrar dentro de la escena, sin menospreciar nunca fotografía, sonido ambiental o banda sonora, y ambiente. Todo ello influye en la percepción que tiene el receptor de la película. Por eso, como ya publiqué hace tiempo un estilo de iluminación, hoy abro de nuevo el baúl de los recuerdos y rescato otro de mis primeros trabajos sobre cine detrás de la cámara, en este caso un estilo realista de iluminación, de una gran escena y una película mítica.
Como en estas entradas utilizo un lenguaje más técnico, os recomiendo pasar por la sección Secretos, y echar un ojo al tema de planos de cine.
DATOS TÉCNICOS
Esta escena pertenece al
estilo de fotografía tonal (en este caso realista, ya que la
registra de forma verosímil fiel a lo que representa). Fragmento de
la película “Los Intocables de Elliot Ness” (The Untouchables),
dirigida por Brian de Palma, cuenta con Stephen H. Burum en el puesto
de director de fotografía, y William Elliott como director
artístico. La duración de la escena es de 9’ 05’’, alrededor
del minuto 83 de la película. Durante la escena aparecerán los
siguientes protagonistas: Kevin Costner como Eliot Ness, y Andy
Garcia como el Agente George Stone/Giuseppe Petri.
Puede verse el fragmento en la
siguiente dirección:
ANÁLISIS
La escena comienza con un
plano general de la estación de tren con los dos protagonistas,
Elliot Ness y George Stone, entrando por la puerta. Este plano
servirá para que el espectador pueda ubicar a los protagonistas y
saber dónde se van a colocar para preparar la emboscada. El plano
comienza con un “travelling vertical” muy lento hacia abajo
(moviéndose con los pasos del Agente) que perseguirá con un
acercamiento a Stone, al que dejará a la derecha (saliéndose del
plano) para buscar con el movimiento de la cámara la posición
tomada por Elliot. Como podemos observar, la escena se desarrollara
bajo una iluminación de estilo realista, ya que se refleja la luz
intentando representar una realidad objetiva (en este caso la
estación de tren), no interviniendo con ningún efecto de luz
artificial, registrando dicha escena de forma verosímil.
Tras esta presentación
de la escena, continúan con planos subjetivos (desde el punto de
visión de Ness), primero del reloj de la pared que se encuentra
encima de las puertas de la entrada a la estación, para situar al
espectador en el poco tiempo que falta para el desarrollo de una
acción (la hora de llegada del tren es una información que proviene
de la secuencia anterior). Posteriormente, tras pasar por un primer
plano de la cara de nuestro protagonista, indicando que gira su
mirada, se enfoca lo que se encuentra por debajo de él: los pasillos
hasta los trenes, donde aparecerán varias personas (que gracias a la
música y a los planos, se presentaran ante el espectador como
posibles gansters en cubierto). Hasta el momento el desarrollo de la
escena no ha tenido más que un profundo silencio, sobresaliendo el
sonido de los pasos de ambos protagonistas. Después de hacer un
recorrido por el escenario donde se desarrollará la acción (una
primera presentación subjetiva), la cámara vuelve a un primer plano
de Ness, para ver de nuevo como gira la cabeza y vuelve la imagen
(plano subjetivo alternándose) del reloj, dando una sensación de
nerviosismo ante la inminente llegada del contable.
Es entonces cuando
comienza el llanto de un bebé, y el crujido de las ruedas de su
carrito (plano subjetivo), entrando también junto con la imagen una
música extra-diegética, una especie de “canción de cuna”, que
enfoca claramente que el niño y la madre serán elementos claves
dentro de la escena. Como se puede observar, no hay ningún foco
extra que intente dar mayor claridad a la escena, sino que
simplemente se utiliza la iluminación propia de la estación
(característica del estilo realista). La cámara sigue con un plano
subjetivo muy picado de Ness persiguiendo con la mirada el movimiento
que realiza el carrito empujado por su madre, parándose cuando ésta
trata de subirlo por las escaleras (sufriendo claras complicaciones).
De repente suena por megafonía el aviso de la llegada de trenes a la
estación, aumentando la tensión del momento, ya que se suma a la
desesperación que comienza a notarse en Ness por la madre y el niño,
pues sabe que los gansters de Al Capone llegaran en cualquier momento
con el contable (intercalando nuevamente planos subjetivos con el
reloj y la entrada de la estación, con la visión de la madre y el
carrito desde el plano picado, aumentando la tensión del momento con
la música, el aviso y la imagen). La música extra-diegética realza
las sospechas que el protagonista tiene de algunos individuos
(acentuando el tono de intriga y tensión) de la estación que no son
más que ciudadanos normales, concretamente de un hombre que espera
solo al pie de la escalera, en el que Ness centra su atención, hasta
que una mujer se le acerca y las dudas se disipan (el nerviosismo de
la escena está muy presente para el espectador).
Por el contrario el
sollozo del bebé sirve de excusa para llamar la atención de Ness y
volver con un plano subjetivo suyo a la madre, que avanza lentamente
su ascenso. El montaje de planos subjetivos de la puerta de la
estación mezclados con los picados de la madre subiendo las
escaleras nos da a entender que Ness comienza a preocuparse por lo
que pueda ocurrir (plano medio, más cerrado, del reloj), y de esta
preocupación saldrá el primer punto de giro (Elliot decide bajar a
ayudar a la mujer para que pueda irse de allí antes de que comience
el tiroteo, dando comienzo el nudo de la escena). Cuando entran
varias personas por la puerta, el protagonista refleja la esperanza
de que alguna de ellas ayude a la mujer a subir el carrito del niño,
pero al ver que nadie la ayuda (y tras un plano corto del reloj
señalando que queda escasamente un minuto para la llegada de los
gansters), Ness baja las escaleras (siguiendo sus movimientos con un
travelling para llegar hasta el encuadre de la mujer, el carrito y el
protagonista).
Durante la subida vemos cómo la duración de los planos se acorta, de nuevo con planos subjetivos de Ness subiendo el carrito mientras observa al niño. Otra vez más la música avisa al espectador de que algo está ocurriendo, y sirviéndose de algunos planos de referencia en los que se ve a Elliot mirando y estudiando a unos individuos (junto con la música que emite ahora tonos de un descubrimiento malo), el espectador advierte que dichos individuos son los gansters que se están disponiendo en la escalera para escoltar al contable (se revela definitivamente en los segundos posteriores). La luz no intenta dar claridad a la escena (recordamos que estamos ante un estilo de iluminación realista), sino que simplemente refleja con objetividad la secuencia. En la música lo que más suena son los golpe con los escalones del carrito, que se harán más notorios conforme la tensión aumente en la escena. Algunos planos medios de Ness dándose la vuelta avisan de la llegada del contable. Finalmente dará lugar al segundo punto de giro y por consiguiente el comienzo del desenlace de la escena.
Un plano medio de Ness de
frente nos enseñará cómo a su espalda aparece un último matón,
que comenzará a sospechar de Ness en el momento que el bebé
comienza a sollozar de nuevo (reconociéndose mutuamente en el
momento en que el protagonista se gira para mirarle). Este
sentimiento de reconocimiento mutuo (que genera tensión en el
espectador, pues sabe que va a comenzar el conflicto) está
enfatizado con los dos “zoom in” de cada uno de los personajes,
que se intercalan para dar mayor dinamismo a la escena. En este punto
el montaje de la escena cambia de ritmo, comenzando por una
ralentización (introducida por el primer disparo y el grito de la
mujer) que irá disminuyendo en intensidad hasta el final del tiroteo
(donde desaparecerá para volver a su velocidad normal), apoyada con
la ausencia de sonido diegético, exceptuando los disparos y el
sonido del carrito cayendo por las escaleras (constante durante todo
el ralentizado), señalando así unos pocos elementos que destacan
sobre la escena (los disparos, y el niño cayendo). Este es el
segundo punto de giro, cuando Ness dispara al matón que tiene a su
espalda y al girarse desemboca la caída del carrito por las
escaleras (en un plano detalle del empujón).
Comienza una carrera
frenética por salvar al bebe antes de que se terminen las escaleras,
y conseguir a la vez apresar al contable (todo esto envuelto en un
clímax de silencio, disparos y tensión). Para saber que Ness no
está solo en este problema tan complejo, el montaje añade algunos
planos de Stone corriendo hacia su ayuda (otro plano posterior de un
matón que cae se convierte en un “zoom in” muy rápido, para ver
que quién ha disparado, y que también está dentro de la acción,
es Stone). La bajada del carrito es enfocada desde él mismo como
objeto (cámara de referencia) centrándose en el gánster que está
justo enfrente de las escaleras (la cámara recrea el movimiento del
carrito al bajar).
La atención de los
planos está captada por el carrito del bebé y por el tiroteo,
creando gran tensión intercalando planos de la madre llamando a su
bebé (no lo oímos, tan solo podemos leer sus labios) con planos
cenitales, laterales y contrapicados del carrito. A la vez que el
carro desciende se van mezclando planos del tiroteo (enfocando a los
matones o a Ness, pero no sus puntos de vista, sino a ellos mismos
para identificar cual es el que dispara). Este juego de planos da
mucha importancia al carrito (único elemento claramente destacado
tanto por atención como por sonido), tanta que al final el
protagonista opta por salvarlo. En el momento en que el carrito está
llegando al final de las escaleras (planos cortos y muy breves
muestran como Ness no tiene ya balas, el gánster acaba de recargar y
el carrito se encuentra entre ambos y a punto de volcar) se ven
varios planos medios de cómo Stone lanza un arma a Ness (matando con
ella al penúltimo de los gansters) y como Stone se lanza al suelo
para evitar que el carro vuelve, consiguiendo salvar la situación
(vuele la música de cuna una vez que el bebé está a salvo), y
cediendo nuevamente el protagonismo de la escena a Ness.
Llegados a este punto el ralentizado desaparece y las voces vuelven a escucharse, mientras vemos un plano subjetivo de Ness observando al niño. La tensión vuelve a aparecer (tras unos segundos de descanso y calma en la escena) con un plano subjetivo de Stone donde observa como el último matón agarra al contable y le amenaza con un arma. Recuperamos dicho plano para resolver el último conflicto de la secuencia (“zoom in” del matón enfatizando de nuevo la tensión del momento).
El plano medio del matón
con el contable se mantiene durante la conversación con Ness, (que
aparece también en un plano medio resultado del zoom anterior),
hasta que el personaje le pregunta a Stone que si puede encargarse de
él (nuevamente se cede el protagonismo de uno a otro, recayendo esta
vez sobre Stone). En ese momento se nos muestra un plano picado de
Stone con un “zoom in” (quizás desde el punto de vista del
gánster, añadiendo más tensión, devolviendo la cámara un plano
objetivo desde la mirada de Stone al gánster). Este zoom desaparece
en los siguientes planos, que muestran planos detalle de la mirada
del matón, mostrando su nerviosismo y la falta de control de la
situación. El zoom de Stone se mantiene hasta el momento en el que
se produce el disparo (su concentración es máxima, no hay música,
y la cuenta atrás que comienza el matón para que le dejen marcharse
no llega ni a dos, impactando aún más al espectador que no sabe muy
bien en qué momento se producirá el acto decisivo). Este último
disparo da fin al objetivo de la secuencia, siendo el punto de máxima
tensión de la escena y por tanto el clímax de la misma.
Para terminar, un plano
corto del gánster cayendo que se fija en el rostro impresionado del
contable, recuperando la música y la sensación de que al fin ha
terminado todo, siendo los siguientes planos las respuestas a la
mirada atónita del contable. El final de la escena nos muestra a los
protagonistas, tanto Ness como Stone, como duros miembros de la ley
que no se detienen ante nada y que son capaces de salvar cualquier
situación por compleja que esta sea.
La secuencia termina con
un golpe musical que apoyara la entrada de la próxima secuencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario