Empecemos por el principio que suele ser lo correcto: de qué va Django Desencadenado. El argumento parece sencillo: un esclavo es liberado por un cazarecompensas que promete darle su libertad a cambio de que le ayude a dar caza a unos cuantos fugitivos de la ley. Tras convertirse en un experto cazador de recompensas, se centra en su único objetivo: rescatar a su esposa Broomhilda, a la que perdió por el tráfico de esclavos. Ambos irán a parar a la plantación Candyland con un plan en el bolsillo para liberarla. Aunque el argumento parecza sencillo no os dejéis engañar, Tarantino sabe como hacerlo excepcional. Una película de histórica violencia que parece que ha suscitado las críticas de algunos por su explícitio salvajismo "exajerado". Parece ser que no están muy acostumbrados a que la violencia tarantiniana este justificada por hechos históricos reales. Como si espererasen que por ser dicho director y un tema tan delicado se fuese a cortar un poco, ni que nunca hubieran visto una película de Tarantino. No esperes tiros, espera sangre. No esperes justicia, sino venganza. Pero sobretodo, si vas a ver una película de Tarantino, y en concreto esta, no esperes que el director se contenga a la hora de mostrarte lo que él quiere.
Hablemos ahora del elenco de actores, que han desmotrado adaptarse cual guante a sus papeles. Podemos ver a un perfecto Christophe Waltz, con fuerza en la pantalla que se basta y se sobra para encandilarnos a todos con una sola frase (imaginaros su magnetismo en los monólogos o diálogos). Como ya se había estrenado con el director en Malditos Bastardos (y aquella aventura le había dado un Oscar y ahora una nominación), el actor no se lo pensó dos veces cuando volvieron a llamar a su puerta. Ya sea como cruel nazi o como un sofisticado, imaginativo y directo dentista, hace alarde de una facilidad innata para interpretar lo que le echen. Su compañero de fechorias, un machacado Jamie Foxx, demuestra una evolución del personaje de esclavo a hombre libre, y de hombre libre a hombre muy cabreado. Los tres están perfectos. El papel que en principio iba a ser para Will Smith pero que por problemas de agenda no pudo aceptar, ahora no puedo imaginarlo en otro actor que no sea el actual y perfecto Django. El sufrimiento, la ira, la sangre fria, e incluso la inocencia de aprender en un nuevo estilo de vida, todo ello Foxx se encarga de reflejarlo a la perfección.
Liquidados los protagonistas induscutibles vamos con dos secundarios que sobresalen en cada escena. Por un lado vemos la primera actuación de Leonardo Dicaprio como malo de la película, y he de reconocer que me encanta. Ver a un hombre sofisticado con tal elegancia desprender violencia y dominio sobre todo lo que posee (ya sea carne viva o muerta) como él lo hace es sin duda un reflejo de la mentalidad cerrada y material de la época condensada. Aunque QT tenía muy claro que iba a meter a Dicaprio en la película, no sabía cuál iba ser su rol en ella. Y aunque el papel de Calvin Candie era descrito como un anciano, le pareció divertido ponerse en el lado malo por una vez y reescribieron sus escenas para que encajara con el actor. El humor áccido, las salidas de tono y el par de ojos de sobra, lo aporta Samuel L.Jackson, un veterano en los filmes de QT (y no me extraña). Sin olvidar tener a mano su extenso vocabulario de palabrotas.
Pero como en las buenas películas, no todo es una cara bonita y unas buenas palabras buenas. Sin duda las películas de Tarantino son un alarde de ingenio, giros, e historias bien contadas (a parte de buenas dosis de muertes y personajes con carisma), pero no podemos pasar por alto otro de los puntos fuertes del director: su estética visual. Y claro, si decide hacer un spaghetti western lo hace en condiciones. Es capaz de compaginar su preferencia de planos imposibles (contrapicados, planos cerrados o el uso del zoom brusco) en una película del oeste y que le quede perfecto. Eso solo lo puede hacer él, o al menos hacerlo bien. La iluminación, el color, hasta dónde caiga la sangre está pensado. Todo ello ha sido cuidado a la perfección para hacernos ver exactamente la imagen que él tiene en su cabeza. Y menuda imagen.
La banda sonora se mezcla con el ritmo, combinando como solo lo puede hacer en las películas de Tarantino, añadiendo vida a unos diálogos vigorizantes y fuertes. Una mezcla de arte y cine en estado puro. La que desde hoy considero una de las mejores películas del director (y eso que la cosa no está fácil para decidirse), cuenta con la nominación a 5 Oscars, incluyendo Mejor Guión original y Mejor Película.
Por si no amase suficiente a este director por sus obras maestras, ahora suelta la noticia: Malditos Bastardos y Django Desencadenado forman parte de una trilogía sobre películas históricas. En la tercerá y última se rumorea que podría ser una película de gangsters ambientada en los años 30. La pista la ha dado Christioph Waltz con sombrero y gabardina, empuñando una Ametralladora Thompson.
Hasta que se confirmen o desmientan los rumores, me quedo con Django Desencadenado, la reinvención del western de Quentin Tarantino.
Es dura, cruel, realista, y es tremendamente buena.
Una decepción 'Django', no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!
ResponderEliminarSobre gustos y cine no hay nada escrito. Quizás con el cierre de la trilogía no te quede un regusto tan amargo.
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